domingo, 26 de octubre de 2008

El Adolescente en sociedad acelerada (y VI)

En las entradas anteriores nos hemos referido exclusivamente a la influencia del entorno alrededor del adolescente para explicarnos el aumento de las dificultades y problemas en las relaciones del adolescente con su familia. Ahora creo conveniente que haga unas cuantas pinceladas sobre los factores propios de Adolescentes como causantes del referido aumento de problemáticas. Por una parte es bien conocida la tendencia en la adolescencia precoz al ensimismamiento, a la distraibilidad y poca capacidad de concentracción de su atención debido todo ello a que se encuentra en una fase de descubrimiento de sus propias capacidades de pensamiento, de desarrollo exhuberante de la fantasía y de intentos contínuos de diferenciación de todo ello de los conceptos de realidad que hasta entonces ha logrado adquirir. Es necesario saber comprender y respetar estos fenómenos, por otra parte pasajeros. Por otra parte, ya en la adolescencia avanzada, conviene también tener en cuenta la aparición de una especial resistencia a las indicaciones, a los mandatos, a las reflexiones que se le hagan a Adolescente y que hoy se conoce con la denominación de resiliencia. Son actitudes de los adolescentes que hemos observados como difíciles de comprender por los padres y por ello origen de frecuentes conflictos. Creemos que esta especial actitud deriva del inicio en el adolescente de sensación de empezar a ser dueño de sus propias decisiones; una iniciación del gran desarrollo de la voluntad, junto con el comienzo de la conciencia de las posibles responsabilidades que le van a aparecer en su aún titubeante entrada en la sociedad extrafamiliar. Se trataría en el fondo del comienzo, aún muy inseguro, del autodominio que alterna, por su inmadurez, con fases de intentos de retorno al ampara bajo el "paraguas de los padres. El entorno del adolescente debe intentar ser buen concocedor de estas circunstancias y con ello sabedor de que la posición en el diálogo con Adolescente las posiciones deben ir cambiando; la figura de los padres debe aparecer ante Adolescente como menos impositiva, más comprensiva e ir dejando que Adolescente adquiriera la posición del otro al ofrecer cada vez más relevancia a su propia individualidad. Por tanto seguimos creyendo que también es al entorno al que correponde intentar conocer y comprender y derivado de ello, tomar medidas para intentar paliar conflictos admitiendo además que algunos de ellos no sólo son inevitables, sino que pueden ser formativos . Procuremos que con nuestras actuaciones lo que no se pierda nunca es el clima emocional positivo, sereno y de esperanza en el futuro.

viernes, 17 de octubre de 2008

Adolescentes en sociedad acelerada V

Siguiendo el hilo de la entrega anterior (9–Octubre-2008) vamos a explicar nuestro criterio sobre posibles caminos para mejorar la situación descrita. Para ello consideraremos tres caminos fundamentales:

1.- Modificar el concepto muy difundido de que la educación y enseñanza de los hijos se reduce a confiarla a una escuela o colegio dispuesto a sostener los principios, creencias y constumbres de la familia y que el papel de los padres consiste en apoyarla. Para conseguirlo es necesario convencer a los padres de que ellos han de ser el hilo conductor y los permanentes patrones-guía. Bien es verdad que no solo pueden sino que deben apoyarse, a veces con bastante intensidad, en los restantes patrones-guía que sucesivamente irán apareciendo en el curso del desarrollo de su hijo. En el caso del maestro o turor y más adelante de los profesores, este apoyo resulta fundamental y el papel de ellos en lo que se refiere a la enseñanza adquiere una gran relevancia hasta llegar a ser predominante.

  • Hay que hacer saber a los padres que tanto el aprendizaje como la educación no deben tener su inicio en la edad escolar, sino que han de comenzar desde los primeros momentos de la vida.
  • Que si su papel puede irse haciendo progresivamente más lejano a medida que aumenta la definición de su hijo como persona, no por ello ha de dejar de ser permanente.
  • Que debe dirigirse en todo momento por la finalidad de la enseñanza y de la educación en cada una de las sucesivas etapas del desarrollo de su hijo. (véase la figura de la entrega del día 1 de Octubre de 2008).

2.- En cuanto al segundo punto de la falta de tiempo sin duda vamos a encontrar muchas menos posibilidades de influir ya que tampoco, en gran manera, depende de la voluntad de ellos. Pero creo que sí vale la pena de hacer algunas consideraciones:

  • Todos estamos obligados a insistir en la necesidad de nuevas regulaciones de los horarios de trabajo y de una manera fundamental en hacer patentes a la sociedad los grandes beneficios que se lograrian si fuera capaz de ofrecer a los trabajadores en general, profesionales, empresarios, funcionarios y laborantes, unos puestos de trabajo con remuneraciones suficientes para alcanzar niveles en consonancia con el esfuerzo y productividad realizados. Y situando todas estas bases no a los niveles imperantes en la primera década del siglo XXI en España, sino en los niveles medios de los paises más avanzados de la CE.
  • Naturalmente que lo primero que se requeriria sería ofrecer a nuestros jóvenes posibilidades de formación profesional en paralelo a capacidades y esfuerzo de cada uno. La disposición para seguir estos caminos lo he visto patentes en una gran mayoría de nuestros jóvenes.
  • En cuanto a la organización del tiempo familiar será preciso dejarlo siempre al albur de caracterologías, circunstancias y entorno de cada caso. Pero sí se debe indicar que la dedicación a nuestros hijos no requiere programación previa y mucho menos reglamenteaciones. Los niños y adolescentes lo que realmente necesitan es tiempo de estar con sus padres y hermanos, de tomar parte en gran número de decisiones familiares y cuando la trascendencia de las mismas lo requiera, al menos de ser espectadores de nuestras reflexiones, diálogos y discrepancias, evitando siempre, eso sí, las discusiones parentales con aire de violencia en su presencia.
  • En resumen: el niño y el adolescente requieren participar en la vida real de la familia. Y quiero señalar algo que en muchísimas ocasiones hemos comprobado: la gran influencia que las figuras de ambos padre y madre tienen en sus hijos mediante un simple gesto, una oportuna palabra a ellos dirigida, una caricia a tiempo. Estas acciones pueden llenar a veces largos periodos de tiempo de las relaciones parentales de niños y adolescentes siempre que reunan dos condiciones esenciales: sinceridad, oportunidad y espontaneidad.

3.- Matices de todos los puntos indicados hasta ahora, habría que aplicar en el tercer apartado de circunstancias, el que se refiere a las frecuentes situaciones de tensión emocional a que se ven sometidos los padres y las madres en la actualidad.

  • Aquí sí que hemos de recurrir a las distintas capacidades de contención y dominio de su estado emocional por parte de ambos. Pero aconsejando en todos los casos que esta contención y dominio sean máximos cuando se relacionen con sus hijos.
  • Deben tener en cuenta los padres que la perccepción de un estado emocional por parte de seres inmaduros es distinta y puede llegar a ser muy diferente, de la que puede representar para seres emocionalmente maduros. Pero sobre todo las grandes diferencias van a aparecer en las repercusiones sobre los propios estados emocionales y en especial en las huellas que estas tensiones pueden dejar como indelebles en los seres inmaduros.
  • Importantísimo resulta resaltar que, derivadas de la serenidad emocional que recomendamos en especial para los momentos de dirigir advertencias o limitaciones a los jóvenes inmaduros, éstas han de tener siempre un sentido positivo, a ser posible optimista y abriendo siempre caminos de confianza en el logro por parte de ellos. Sin olvidar nunca que el apredizaje en toda la etapa de la inmadurez requiere ineludible alternancia de fracasos y logros. y que siempre éstos últimos han de apoyarse necesariamente en los fracasos previos.
  • Y para la formación por parte de los adolescentes de su propia conciencia, de su escala de valores lo que resulta siempre ineficaz e incluso contraproducente en ocasiones, son las lecciones magistrales de ética, los sermones o peroratas que se hacen interminables para el adolescente y más le producen hastío que beneficio. Un estado emocional receptivo por parte del adolescente resulta siempre de gran trascendencia para las relaciones con sus padres.

Conluimos: otro gran esfuerzo en su madurez para los padres. Valdrá la pena.

jueves, 9 de octubre de 2008

Adolescente en sociedad acelerada IV

En los dos blogs anteriores hemos señalado las condiciones de las relaciones de Adolescente con sus padres y con el maestro/tutor o profesores. Creemos que estas circunstancias no se cumplen en la mayoría de los adolescentes. Y esto podría ser uno de los factores determinantes de las conductas de Adolescente que nos preocupan. ¿Por qué las relaciones con los padres no son las deseables?. Creemos que tres grupos de circunstancias se aunan para conducir a la situación señalada:

Desconocimiento por parte de los padres de su verdadero papel en la educación y enseñanza de sus hijos. Hemos conocido innumerables casos de padres realmente preocupados por encontrar un colegio idóneo que eduque a su hijo al mismo tiempo que, además le enseñe lo que debe enseñar y quedándose tranquilos y completamente al margen de la educación y enseñanza de su hijo a partir de ese momento. Craso error. Tienen la obligación de informarse adecuadamente.

Falta material de tiempo para dedicarse a esa función fundamental y también a otras funciones familiares, en especial su propia autoformación continuada por el ejercicio de sus funciones y subsiguiente reflexión de lo ejercitado, Y esta falta de tiempo deriva entre otros de los siguientes factores que nos interesa resaltar:

  • Absurdos horarios de trabajo que cuando no llenan casi todas las horas de vigilia de los padres, estan repletos de irregularidades y falta de coincidencia con horarios escolares.
  • Lógica y natural priorización de las relaciones de pareja que suelen ser simultaneadas en gran parte con los tiempos de recreo y distracciones sin reservar los espacios que idealmente deberían ser dedicadas a la relación con los hijos.
  • Atención de los adultos intensísimamente atraída por un cúmulo incontenible de información que les llega a través de una riada de tecnología de gran diversidad y progresiva complejidad que, a su vez y por resultar en sí misma atractiva, requiere atención y tiempo.
  • Necesidad de tiempo de descanso que, por todas las circunstancias anteriores, se ve muchas veces reducido en exceso.

Un estado emocional frecuentísimamente lleno de grandes tensiones derivadas de hechos y acontecimientos del entorno, incluso del lejano, que les llegan de forma frecuente y continua, simultáneas y complejas, en numerosas ocasiones llenas de crudeza. Y ademas estas tensiones emocionales no dejan ni un resquicio para reflexionar sobre ellas el tiempo necesario para poder alcanzar el equilibrio emocional que facilite la serenidad y la ecuanimidad. Y Adolescente ve y observa a sus padres y sus conductas derivadas de sus estados emocionales, apenas se relaciona con ellos para recibir adecuadas explicaciones y forma su propia escala de valores, se educa, aprende… lo que observa y ve; no serenidad de actuación, ecuanimidad de decisiones, juicios reflexivos; en una palabra personalidades equilibradas como sería deseable.

En la próxima entrega reflexionaré sobre posibles vías de aminorar estas anomalías.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Adolescentes en sociedad acelerada III

responsables y finalidades de la enseñanza y educación

Recibidos los primeros comentarios sobre las dos primeras entregas de mi blog, compruebo que mis planteamientos generales coinciden con otras inquietudes. Por ello hoy lanzo la nueva entrega en la que voy a hacer consideraciones sobre las relaciones de Adolescente con el maestro/tutor o con los profesores cuando se trata de la adolescencia tardía. Recordemos que el maestro/tutor constituye también uno de los patrones-guía para estas edades. Yo pienso que la importancia que estas relaciones van a tener en la formación de la escala de valores del Adolescente hace necesario que se marquen unos condicionamientos generales para las mismas aunque estos condicionamientos no deben impedir la espontaneidad de las mismas para que sean adecuadas en cada caso a las peculiaridades de carácter y circunstancias de cada Adolescente. Señalamos como condiciones de las relaciones de Adolescente con maestro/tutor:

  • Admitida la necesidad de una regulación previa en cuanto a frecuencia, periodicidad y duración, creemos importantísima la disposición permanente de maestro/tutor ante cualquier requerimiento o circunstancia que Adolescente considere urgente. En estos casos muchas veces será suficiente una respuesta breve o incluso simplemente gestual.
  • Estas relaciones deben transcurrir siempre en el marco consensuado previamente con los padres aún cuando este consenso no ha de ser patente para Adolescente.
  • Ha de tener suma cautela en críticas jocosas y mucho menos despectivas sobre creencias, criterios, actitudes o conductas de los padres ni del resto de la familia de Adolescente.
  • Ello no obsta para que maestro/tutor pueda exponer a Adolescente sus propias creencias cuando, en un marco de libertad individual, surjan en los diálogos con Adolescente aún cuando dichas creencias sean discrepantes de los de los padres
  • Maestro/tutor debe procurar que la entrevista transcurra en un clima afable y, por su parte, en un estado emocional equilibrado y sereno.
  • Debe siempre, siguiendo en todo momento los dos principios fundamentales de la tolerancia respetuosa, no solo oír sino escuchar a Adolescente y procurar por ello que sus respuestas, siendo orientativas, no sean lanzadas como verdades absolutas. Adolescente por el grado de madurez alcanzado debe ser ya considerado como “el otro” en toda conversación, diálogo o controversia.