viernes, 17 de octubre de 2008

Adolescentes en sociedad acelerada V

Siguiendo el hilo de la entrega anterior (9–Octubre-2008) vamos a explicar nuestro criterio sobre posibles caminos para mejorar la situación descrita. Para ello consideraremos tres caminos fundamentales:

1.- Modificar el concepto muy difundido de que la educación y enseñanza de los hijos se reduce a confiarla a una escuela o colegio dispuesto a sostener los principios, creencias y constumbres de la familia y que el papel de los padres consiste en apoyarla. Para conseguirlo es necesario convencer a los padres de que ellos han de ser el hilo conductor y los permanentes patrones-guía. Bien es verdad que no solo pueden sino que deben apoyarse, a veces con bastante intensidad, en los restantes patrones-guía que sucesivamente irán apareciendo en el curso del desarrollo de su hijo. En el caso del maestro o turor y más adelante de los profesores, este apoyo resulta fundamental y el papel de ellos en lo que se refiere a la enseñanza adquiere una gran relevancia hasta llegar a ser predominante.

  • Hay que hacer saber a los padres que tanto el aprendizaje como la educación no deben tener su inicio en la edad escolar, sino que han de comenzar desde los primeros momentos de la vida.
  • Que si su papel puede irse haciendo progresivamente más lejano a medida que aumenta la definición de su hijo como persona, no por ello ha de dejar de ser permanente.
  • Que debe dirigirse en todo momento por la finalidad de la enseñanza y de la educación en cada una de las sucesivas etapas del desarrollo de su hijo. (véase la figura de la entrega del día 1 de Octubre de 2008).

2.- En cuanto al segundo punto de la falta de tiempo sin duda vamos a encontrar muchas menos posibilidades de influir ya que tampoco, en gran manera, depende de la voluntad de ellos. Pero creo que sí vale la pena de hacer algunas consideraciones:

  • Todos estamos obligados a insistir en la necesidad de nuevas regulaciones de los horarios de trabajo y de una manera fundamental en hacer patentes a la sociedad los grandes beneficios que se lograrian si fuera capaz de ofrecer a los trabajadores en general, profesionales, empresarios, funcionarios y laborantes, unos puestos de trabajo con remuneraciones suficientes para alcanzar niveles en consonancia con el esfuerzo y productividad realizados. Y situando todas estas bases no a los niveles imperantes en la primera década del siglo XXI en España, sino en los niveles medios de los paises más avanzados de la CE.
  • Naturalmente que lo primero que se requeriria sería ofrecer a nuestros jóvenes posibilidades de formación profesional en paralelo a capacidades y esfuerzo de cada uno. La disposición para seguir estos caminos lo he visto patentes en una gran mayoría de nuestros jóvenes.
  • En cuanto a la organización del tiempo familiar será preciso dejarlo siempre al albur de caracterologías, circunstancias y entorno de cada caso. Pero sí se debe indicar que la dedicación a nuestros hijos no requiere programación previa y mucho menos reglamenteaciones. Los niños y adolescentes lo que realmente necesitan es tiempo de estar con sus padres y hermanos, de tomar parte en gran número de decisiones familiares y cuando la trascendencia de las mismas lo requiera, al menos de ser espectadores de nuestras reflexiones, diálogos y discrepancias, evitando siempre, eso sí, las discusiones parentales con aire de violencia en su presencia.
  • En resumen: el niño y el adolescente requieren participar en la vida real de la familia. Y quiero señalar algo que en muchísimas ocasiones hemos comprobado: la gran influencia que las figuras de ambos padre y madre tienen en sus hijos mediante un simple gesto, una oportuna palabra a ellos dirigida, una caricia a tiempo. Estas acciones pueden llenar a veces largos periodos de tiempo de las relaciones parentales de niños y adolescentes siempre que reunan dos condiciones esenciales: sinceridad, oportunidad y espontaneidad.

3.- Matices de todos los puntos indicados hasta ahora, habría que aplicar en el tercer apartado de circunstancias, el que se refiere a las frecuentes situaciones de tensión emocional a que se ven sometidos los padres y las madres en la actualidad.

  • Aquí sí que hemos de recurrir a las distintas capacidades de contención y dominio de su estado emocional por parte de ambos. Pero aconsejando en todos los casos que esta contención y dominio sean máximos cuando se relacionen con sus hijos.
  • Deben tener en cuenta los padres que la perccepción de un estado emocional por parte de seres inmaduros es distinta y puede llegar a ser muy diferente, de la que puede representar para seres emocionalmente maduros. Pero sobre todo las grandes diferencias van a aparecer en las repercusiones sobre los propios estados emocionales y en especial en las huellas que estas tensiones pueden dejar como indelebles en los seres inmaduros.
  • Importantísimo resulta resaltar que, derivadas de la serenidad emocional que recomendamos en especial para los momentos de dirigir advertencias o limitaciones a los jóvenes inmaduros, éstas han de tener siempre un sentido positivo, a ser posible optimista y abriendo siempre caminos de confianza en el logro por parte de ellos. Sin olvidar nunca que el apredizaje en toda la etapa de la inmadurez requiere ineludible alternancia de fracasos y logros. y que siempre éstos últimos han de apoyarse necesariamente en los fracasos previos.
  • Y para la formación por parte de los adolescentes de su propia conciencia, de su escala de valores lo que resulta siempre ineficaz e incluso contraproducente en ocasiones, son las lecciones magistrales de ética, los sermones o peroratas que se hacen interminables para el adolescente y más le producen hastío que beneficio. Un estado emocional receptivo por parte del adolescente resulta siempre de gran trascendencia para las relaciones con sus padres.

Conluimos: otro gran esfuerzo en su madurez para los padres. Valdrá la pena.

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